Entre ficción y realidad

Si las andanzas del Águila Roja, tuvieron lugar durante la hegemonía de Felipe IV, esta historia tendría lugar en alguna etapa entre los años 1621 a 1665. Según los datos históricos. En 1621, Carlos IV tendría 16 años. En 1965, moriría con 60 años, aproximadamente. Teniendo en cuenta las imágenes que sacaron del rey en la serie, podríamos presumir que Águila Roja surcaría los tejados y callejuelas de la ciudad sobre la última etapa de la monarquía de Carlos IV
Tras la caída de Olivares, se encargó personalmente de los asuntos de gobierno, ayudado por cortesanos muy influyentes. (Recordemos en este punto la lista de nobles que le dio a fray Agustín) “Que mejor fuente de información para la Logia que los nobles que intervienen en el gobierno y circulan libremente por palacio, conociendo los asuntos y compromisos del rey”.
En la serie, se ve a un Conde que aparenta ser la mano derecha del rey. Cuando le rebana el pescuezo a otro noble acusándole de traidor, fray Agustín asegura al monarca que no conoce la identidad del Águila, posiblemente al desconfiar del Conde.
En cualquier caso hay que tener en cuenta que algunas novelas como esta, aunque sean inventadas, pueden estar ambientadas en una época y país concreto, es decir, la ficción es la historia que se cuenta, y los personajes intervinientes. Lo real, es la ambientación, el entorno; personajes históricos, no intervinientes en la historia, aunque pudieran mencionarse; Un personaje puede ser carpintero, pero las herramientas deben estar basadas en la época. De igual manera la decoración de inferiores, el vestuario, automoción, juguetes, bailes etc.
Otro detalle, puede decirse en la historia, que el rey tuvo un hijo, legítimo, pero si tuvo aventuras extraconyugales, “la ficción”, puede permitirse la licencia de inventarse dos hijos ilegítimos. ¿Verdaderos, ficticios?, “Quien sabe”
¿Han leído “El príncipe y el mendigo”? Eran dos muchachos como dos gotas de agua, uno el príncipe de Gales, otro un mendigo. Un cuento protagonizado por un personaje real, y otro ficticio en una historia inventada.

Mas o menos así podemos hacernos una idea aquello sobre lo que se puede tomar licencias literarias y aquelos hechos reales que no se pueden alterar.